REFLEXIÓN SOBRE EL ARTÍCULO: EL “NONSENSE”, UN ARMA CONTRA LAS MENTES CUADRADAS
Consuelo Armijo en su artículo nos habla sobre el “nonsense” (cuyo significado literal es “sin sentido”), género literario que surgió por Lewis Carroll. Lewis Carroll es el pseudónimo literario del escritor inglés Charles Lutwidge Dogson (1832-1898), quien, además de escritor, fue matemático y profesor de lógica y es conocido, sobre todo, por ser el autor de “Alicia en el país de las maravillas”.
Este artículo me ha atraído desde su comienzo, estimulándome a la reflexión del mismo, ya que nos inicia a la meditación sobre el porqué de las cosas, cuestionando las ideas que ya están establecidas, aquellas que sabemos que existen porque las hemos visto o porque alguien nos las ha contado: ya sea un libro, un profesor, un amigo, un documental, tus padres…
El “nonsense” nos muestra que no es verdad todo lo que vemos o nos enseñan, ni imposible lo que no vemos ni comprendemos. Por lo tanto, es la manera de hacer real algo que no puede suceder en teoría, algo a lo que se le ha atribuido adjetivos como fantástico, utópico, ficticio, ideal... Como explica el artículo, si a Newton no se le hubiera caído una manzana en la cabeza y no hubiera buscado un porqué, el término de la fuerza de gravedad no existiría para nosotros, nos hubiéramos conformado con que las cosas se caen al suelo sin más.
Vivimos en una sociedad conformista, en una sociedad sometida a ideas preestablecidas, en una sociedad que no suele replantearse el porqué de muchas cosas, que no cree lo que no ve. Es muy complicado cambiar las mentes cuadradas de las personas que ya son adultas, pero nadie debe impedir a los niños que dejen volar su imaginación. Por ello, no se debe corregir a un niño por pintar un cielo rosa o verde. El artículo nos habla de la importancia de acostumbrar a las nuevas generaciones al “nonsense”, ya que puede ser que a ellos, en un futuro, se les ocurran nuevos inventos o nuevas explicaciones, impensables en la actualidad.
Yo, personalmente, me atrevo a decir que no solamente hay que acostumbrar a las nuevas generaciones a este concepto, sino que tenemos que animar a todo el mundo a que intente abrir la mente y a que intente preguntarse el porqué de las cosas. ¿Dónde se le han quedado a los adultos aquellas ganas de saber que tienen los niños, el preguntarse todo, hasta la más mínima nimiedad? Es cierto que el crecer implica madurar, pero madurar no tiene porque significar dejar de creer en determinadas ideas. Los adultos nos anclamos en la imposibilidad de muchas cosas, pensando que las cosas no tienen facultad para llegar a ser o suceder, así que deberíamos sustituir el término de imposible por improbable, ya que siempre quedará un resquicio a que pueda ocurrir. Puede ser que yo sea una soñadora, pero prefiero eso a ser una conformista.
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