viernes, 20 de mayo de 2011

Actividad Bloque IV


ANÁLISIS Y ADAPTACIÓN “TODA CLASE DE PIELES”

Irune nos ha contado en clase un cuento folclórico titulado “Toda clase de pieles” y tenemos que hacer una adaptación del mismo, pero es necesario tener en cuenta los aspectos pedagógicos (enseñanzas para la vida) y los aspectos psicológicos (evolución del protagonista de la infancia a la edad adulta) del mismo para poder realizar la adaptación adecuadamente. 


Aspectos pedagógicos:

Las enseñanzas que podemos extraer de este cuento son varias. En primer lugar, nos encontramos con la promesa que le hace el rey a la reina cuando ella muere, el casarse con otra mujer tan bella o más bella que ella, algo realmente complicado. De esto podemos concluir la importancia de aceptar promesas que están a nuestro alcance y que no perjudiquen a nadie, ya que si sabemos que es algo que no se va a poder realizar es mejor no prometer nada. 

Una segunda enseñanza se daría cuando la princesa huye de palacio para rehacer su vida, mostrándonos la importancia de no resignarnos a la vida que nos toca vivir si no nos gusta y ser valientes y luchar por nuestra felicidad y nuestro futuro, por lo que de verdad queremos. 

Otra enseñanza que podemos extraer del cuento se da cuando la princesa abandona todas las comodidades y lujos que tenía en su anterior vida y tiene que ponerse a trabajar, dándose cuenta del esfuerzo que hay que hacer para conseguir las cosas y valorando las cosas que conseguimos con nuestro esfuerzo o que otras personas consiguieron por ti. 

La última enseñanza que podemos extraer es la importancia de arriesgarse y ser optimista, ya que aunque las cosas te vayan muy mal, siempre habrá tiempos mejores, y es importante no venirse abajo y arriesgar para conseguir el éxito personal. Como ocurre en el cuento, la princesa huye de su hogar perdiendo todo lo que tiene y sufriendo calamidades, pero arriesga por su futuro y lucha por conseguir aquello que quiere, consiguiéndolo finalmente. 


Aspectos psicológicos:

Como ya sabemos, Propp establece una estructura básica en los cuentos, que es el paso de la infancia a la edad adulta, el viaje iniciático. En este cuento, el viaje iniciático de la protagonista comienza cuando su padre le dice que se tiene que casar con él. 

Como la protagonista no desea casarse con su padre por mucho que le quiera, utiliza unas estrategias algo infantiles para retrasar la boda: la elaboración de un vestido tan dorado como el sol, otro tan plateado como la luna y otro tan brillante como las estrellas, así como un abrigo con toda clase de pieles. Al no conocer el poder que tiene el tener dinero piensa que es una técnica infalible, pero se da cuenta de que su padre lo acaba consiguiendo. 

Así que, decide huir de su padre y de todo su entorno, llevándose únicamente con ella los tres vestidos y el abrigo de toda clase de pieles, sin saber lo que le deparará el destino, viviendo primero en el bosque y luego yéndose al palacio del príncipe del que se enamora. 

Una vez en el palacio, tiene que trabajar bajo las órdenes de otras personas y tiene que vivir de una forma distinta a la que vivía anteriormente, siendo una sirvienta. Así que, comienza a realizar tareas del hogar que les corresponden a las mujeres adultas, como cocinar, fregar, planchar… Algo que nunca hubiera hecho si siguiera viviendo en su palacio y no se hubiera fugado. Por lo tanto, comienza a tener las responsabilidades de las personas adultas. 

Un aspecto que comienza a mostrar el fin del viaje iniciático de la princesa se da cuando se pone los vestidos que su padre le regaló para seducir al príncipe del que estaba enamorada. Aquí, utiliza otra estrategia para conseguir sus deseos, una estrategia que muestra que ya es toda una mujer adulta, muy diferente a la chica que empezó en la historia. Además de los vestidos, su estrategia también se basa en ir metiendo las diferentes joyas de oro de su madre en la sopa del príncipe: la rueca de hilar, la devanadera y el anillo de compromiso.

Por lo tanto, el fin del viaje iniciático llega cuando se casa con el príncipe, marcando su madurez y su paso de la adolescencia a la adultez para formar su propio núcleo familiar.

Por último, y no por ello menos importante, hay que señalar la importancia del abrigo de toda clase de pieles, abrigo que da título al cuento. Es un elemento muy importante en la historia porque significa la protección que necesita todo el mundo y que ella ha perdido al huir de su casa y de su padre. El abrigo le acompaña durante toda la historia como símbolo de protección y de evolución, ya que se lo pone cuando huye de su casa y se lo quita cuando ya es una mujer adulta y el príncipe quiere casarse con ella. También, se lo quita cuando se pone los tres vestidos en las tres noches, pero esto también es muestra de que ya está casi preparada para ser una mujer. 


TODA CLASE DE PLUMAS

Érase una vez unos reyes muy poderosos y ricos que se querían mucho, pero que no tenían hijos. Un día, la reina, que era muy bella, se quedó embarazada y tuvieron al final una dulce niña. Los reyes estaban muy felices viendo crecer a su hija, pero un día la madre enfermó y murió, no sin antes decirle a su marido que le prometiera que su hija cuando cumpliera los 14 años se casaría con un príncipe tan o más rico que ellos. A su marido le pareció muy complicado, pues ellos eran los más ricos de todos los reinados de millas y millas alrededor, pero se lo prometió a su mujer. 

El rey se pasó buscando y buscando durante años, viajando a lugares muy lejanos para ver si encontraba a un príncipe muy poderoso. El rey acabó encontrándolo y el príncipe aceptó la propuesta del rey y viajó enseguida con él al palacio para contraer matrimonio con la princesa. La princesa, que estaba a punto de cumplir los 14 años, al ver al rey con ese príncipe se puso muy triste, puesto que ella quería casarse con alguien al que quisiera, así que les dijo que ella aceptaría casarse con el príncipe siempre y cuando cumplieran unos deseos que tenía. 

La princesa le pidió al príncipe un vestido que fuera tan brillante como los rayos del sol. Al príncipe, que era muy rico, no le costó nada conseguir el vestido y dárselo a la princesa. La princesa no se podía creer que lo hubiera conseguido tan rápido, así que pensó algo más complicado de conseguir y le pidió un antifaz que brillara como el arco iris. La princesa estaba muy contenta porque pasaban los días y el príncipe todavía no lo había conseguido. Pero, un buen día, el príncipe apareció con un antifaz precioso que brillaba como el arco iris, pues llevaba toda clase de piedras preciosas: diamantes, esmeraldas, zafiros, rubís… Así que, la princesa le dijo al príncipe que todavía tenía que cumplir un deseo más y le pidió algo muy difícil de conseguir, le dijo que tenía que confeccionar un abrigo con toda clase de plumas de todas las aves que hay en el mundo. El príncipe al escuchar su deseo se desesperó, porque eso sí que era imposible de conseguir, pero con ayuda del padre de la princesa, aunque tardó tiempo, consiguió un abrigo de toda clase de plumas. La princesa al ver la situación decidió huir por la noche, llevándose con ella los dos regalos que le había hecho el príncipe y poniéndose su abrigo de toda clase de plumas.

La princesa anduvo y anduvo hasta que llegó a un precioso palacio. Al llegar a sus puertas se encontró con el apuesto príncipe del palacio, quien le preguntó su nombre y ella contestó que no recordaba nada de su pasado. El príncipe se apiadó de ella y la dejó trabajar en las cocinas del reino. La princesa se adaptó muy pronto a la vida allí, puesto que el cocinero y todos los sirvientes eran muy amables con ella y todo el mundo la conocía con el nombre de “Toda clase de plumas”. Y, para que nadie supiera que era princesa, se tapaba su pelo rubio y largo con un pañuelo y se tiznaba la cara para que no se viera su piel tan blanca.

Un buen día, los padres del príncipe decidieron hacer una fiesta de disfraces para ver si el príncipe encontraba una princesa con la que contraer matrimonio. Cuando se enteró Toda clase de plumas, le pidió permiso al cocinero para ver si podía salir antes para ver la fiesta escondida, ya que nunca había visto una, el cocinero aceptó pero le dijo que tenía que volver pronto para hacer la cena al príncipe. Toda clase de plumas se fue corriendo a su habitación se limpió la cara, se peinó su precioso pelo, se puso su vestido tan brillante como los rayos del sol y su precioso antifaz. Cuando entró en el salón de la fiesta y el príncipe la vio, fue tras ella y estuvieron bailando y hablando durante toda la fiesta. Cuando Toda clase de plumas vio que era tarde, se fue corriendo del baile, se quitó el traje, se tiznó la cara y se puso el pañuelo y fue a la cocina. El cocinero le mandó preparar una sopa para el príncipe y ella la hizo con mucho amor. Toda clase de plumas se dio cuenta de que se le había quedado un diamante enganchado en el pelo, así que decidió echárselo a la sopa del príncipe. El príncipe cuando se tomó la sopa y se encontró el diamante, le fue a preguntar al cocinero que quién había hecho la sopa, ya que estaba muy buena, a lo que el cocinero respondió que él. 

El príncipe se fue pensativo a su habitación y decidió hacer otra fiesta de disfraces esa noche para ver si conseguía volver a ver a esa chica de la cual no sabía su nombre. Así que, al día siguiente, Toda clase de plumas volvió a hacer lo mismo que el día anterior y estuvo bailando durante toda la fiesta con el príncipe hasta que se tuvo que marchar corriendo para hacerle la cena. Esa noche decidió echarle a la sopa una esmeralda. El príncipe al encontrarse la esmeralda, se quedó desconcertado y pensando qué estaba pasando. No volvieron a haber más fiestas, pero el príncipe seguía pensando en esa chica con la que estuvo bailando, y Toda clase de plumas, decidió ir metiéndole cada noche una piedra preciosa en su sopa. Así que, se escondía una piedra preciosa entre sus cabellos y el pañuelo y se la iba echando en la sopa cada noche.

 Hasta que una noche, le tuvo que llevar ella la cena al príncipe y el príncipe le dijo que se quedara hasta que terminara la sopa. El príncipe se encontró un rubí y le preguntó a Toda clase de plumas que porqué se encontraba todas las noches una piedra preciosa en su sopa y ella le dijo que no sabía. Se dio cuenta de que el pañuelo de ella no cubría una parte de sus cabellos y vio que entre sus cabellos brillaba algo, así que se acercó y sacó de su pelo, una pequeña esmeralda. El príncipe le dijo que era ella la princesa que bailó esas dos noches con él y que lo sabía desde hace tiempo, así que, Toda clase de plumas le contó todo lo que había pasado y el porqué de su huida. Al final, se casaron y fueron muy, muy felices. 

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